DETECCIÓN DE OSTEOPOROSIS POR ONDAS ULTRASÓNICAS

DESINTOMETRÍA SIN RAYOS X

La osteoporosis es una enfermedad multicausal que se define como la disminución excesiva de la masa ósea o tejido mineralizado del hueso, acompañada de una alteración de la microarquitectura del tejido óseo. La disminución de la masa ósea se asocia a la aparición de fracturas en el futuro, y por eso la medida de esta disminución se ha considerado un indicador para predecir el riesgo de fractura. La población más susceptible de padecer fractura osteoporótica es la que presenta determinados factores de riesgo como edad superior a los 70 años en ambos sexos, bajo peso corporal y pérdida de peso, inactividad física, tratamiento con fármacos que disminuyen la masa ósea (como los corticoides o los anticonvulsivos), fractura previa osteoporótica, o enfermedades que afectan al tejido óseo como el hiperparatiroidismo primario, diabetes mellitus tipo I, anorexia nerviosa, anemia perniciosa o la gastrectomía.

La importancia clínica de la osteoporosis viene determinada por su implicación como factor etiopatogénico de la fractura osteoporótica, debido a las importantes implicaciones en cuanto a morbilidad y mortalidad que ésta conlleva; pero clínicamente no existe ningún síntoma que alerte de la existencia de la osteoporosis hasta que la fractura sucede. Es por ello que en los últimos años ha habido un gran desarrollo de técnicas diagnósticas no invasivas para medir la masa ósea, monitorizar sus cambios y establecer el riesgo de fractura.

Las técnicas actualmente más utilizadas se basan en las radiaciones ionizantes, y una de las más difundidas es la DXA. La duración de la exploración con DXA oscila entre 5 y 20 minutos, y la dosis de radiación recibida es mínima (5-10 mrem), generalmente inferior a la recibida en una radiografía de tórax. Aunque en general han mostrado ser válidas y fiables para la medida de la masa ósea, por ahora no hay suficiente evidencia científica que demuestre su utilidad para predecir fracturas en población asintomática o sin un riesgo elevado de fracturas.

Es por ello que diversas revisiones sistemáticas e informes de evaluación recientes han concluido que la evidencia científica disponible es insuficiente para recomendar la DO para el cribado poblacional u oportunístico de personas asintomáticas (sin fracturas osteoporóticas previas), incluyendo mujeres que alcanzan la menopausia.

Se ha comprobado que la disminución de masa ósea es el factor principal, pero no el único, que determina el riesgo de fractura. Los pacientes con fractura osteoporótica tienen un valor de masa ósea inferior a los que presentan fractura, pero aun así existe un cierto solapamiento en la medida de masa ósea entre pacientes con fractura osteoporótica y pacientes de la misma edad y sexo sin fractura osteoporótica.

El resto de factores que podrían influir en la aparición de fractura osteoporótica, como podrían ser cambios en la arquitectura y la elasticidad del hueso, podrían explicar este solapamiento. Por lo tanto, la técnica ideal sería aquella que midiera fragilidad, por la causa que fuera, no sólo disminución de la masa ósea.

La introducción en la práctica clínica de ultrasonidos, técnica no ionizante para la medida de la masa ósea, tiene varias ventajas ya que se trata de una técnica que necesita poca instalación, más barata (y por tanto puede ofrecer más accesibilidad que las técnicas ionizantes), no irradia y necesita poco tiempo de exploración (unos 5 minutos).

Densitometría ósea por ultrasonidos
Los ultrasonidos se utilizaron por primera vez en 1984, pero no ha sido hasta estos últimos años cuando su uso parece que se ha extendido. Esta técnica se basa en la emisión de ondas de alta frecuencia desde un transductor, su paso a través de un hueso periférico donde la amplitud y la velocidad de onda se modifican, y la recogida de la onda resultante por un segundo transductor.

El calcáneo ha sido la localización más utilizada para la exploración con los ultrasonidos, ya que tiene una composición porosa o trabecular en un 95% y también gracias a su morfología, pues se trata de un hueso plano y simétrico, de fácil acceso y que permite la localización precisa y exacta del transductor en medidas repetidas. Aun así, hay modelos en el mercado que se aplican a otras localizaciones como la tibia, las falanges, etc.

Según el medio de conducción de los ultrasonidos existen dos tipos de modelos: los que utilizan la técnica en agua (la región de exploración se sumerge en agua y los transductores se sitúan a ambos lados de la cubeta que contiene el agua) y los de la técnica seca (utilizan un gel sobre el que se aplican los transductores).