DETECCIÓN OPORTUNA DEL CÁNCER CÉRVICO UTERINO

(PAPANICOLAU)



CÁNCER CÉRVICO-UTERINO
El cuello uterino o cérvix es la abertura del útero o matriz (órgano hueco en forma de pera en donde se desarrolla el feto durante el embarazo), que a la vez se conecta con la vagina. El cáncer del cuello uterino es la primera causa de muerte entre los cánceres que afectan el aparato reproductor femenino, cuyo origen se ha asociado a la presencia del virus de papiloma humano o VPH.

El cáncer es un crecimiento anormal e incontrolado de células de tejidos, las células que forman parte de tejidos limítrofes o de transición son más susceptibles de presentar estas anormalidades y tal es el caso del epitelio (recubrimiento) existente entre el cuello y el útero propiamente dicho. Cada célula anormal tiene la información en su ADN para iniciar, coordinar y detener el proceso de reproducción o multiplicación celular interactuando con otras células y con el sistema inmune. La característica que tienen las células cancerosas es que no siguen los patrones normales, no sólo de reproducción sino de adherencia (mantenerse unidas las células del mismo tejido), desprendiéndose e instalándose en otros tejidos.

En otras palabras, las células cancerígenas no tienen controlado su crecimiento, destruyen e invaden tejidos cercanos y, por la poca adherencia, se pueden desprender e invadir tejidos distantes (metástasis). En el cáncer del cuello del útero existe un epitelio de transición con el epitelio de la matriz y es aquí donde las células empiezan a manifestar alteraciones, primero silenciosas, cambiando su forma y tamaño y después netamente cancerosas produciendo tumores, invadiendo los tejidos cancerosos y produciendo metástasis en otras partes del organismo.

 infecciones vaginales frecuentes que producen inflamación constante en el cuello, o la presencia de otros virus como el herpes genital u otras bacterias como clamidia, entre otros, se han visto asociados como factores de riesgo de presentar cáncer cérvico-uterino. Se le ha relacionado también con el embarazo en la adolescencia, puesto que se trata del inicio de una vida sexual temprana.
El tener o haber tenido muchas parejas sexuales también se ha correlacionado estadísticamente a mayor riesgo a cáncer que aquellas mujeres que no presentan estas características.

De igual modo, los hábitos higiénicos y dietéticos son factores importantes de protección o aparición de este cáncer. Las mujeres que fuman y toman café tienen mayores riesgos que aquellas mujeres que no presentan estos hábitos; las dietas balanceadas y ricas en vitamina A, C y ácido fólico (verduras y frutas frescas) y otros alimentos antioxidantes.

Las lesiones en el cuello de la matriz son muy “silenciosas” durante largo tiempo (que puede incluso ser de varios años), de este modo la mujer no presenta ningún síntoma. El cáncer cérvico-uterino es una enfermedad de larga evolución, en promedio entre 7 a 15 años. Los síntomas se presentan cuando el cáncer ya es invasor o se encuentra muy avanzado y entonces se manifiesta como dolor al tener relaciones sexuales, sangrados intermenstruales y pérdida de peso.

Estos síntomas permiten la detección temprana y con ella la posibilidad de una curación total si se descubre y trata a tiempo. Sin embargo, es a la vez inconveniente puesto que la sintomatología, al inicio es silenciosa otorgando a la mujer una falsa confianza de que no tiene nada y por lo tanto no acude a su revisión periódica para la detección oportuna a través del papanicolaou, prueba que nos permite descubrir las lesiones precancerosas llamadas displasias.

El cáncer cérvico-uterino se puede presentar en toda mujer que tiene o que ha tenido una vida sexual. En general afecta principalmente a mujeres de entre 35 y 50 años (no excluye a mujeres de mayor edad) y es muy raro encontrar mujeres menores de 25 años que lo presenten.

PAPANICOLAU
Este tipo de cáncer se puede detectar con la prueba de cáncer cérvico-uterino conocida como “papanicolau” o citología cervical. Esta prueba consiste en tomar una muestra de las células que se desprenden del cuello a través de una pequeña espátula o cepillo y observarlas al microscopio. En las lesiones iniciales las células presentan algunos cambios en su forma y tamaño, porque están manifestando alguna alteración. Es una prueba sencilla, rápida, segura e indolora. Toda mujer que tiene o ha tenido una vida sexual activa debe acudir a realizarse su papanicolau

TRATAMIENTO
En cuanto al tratamiento de este cáncer, al igual que el pronóstico, dependerá de la etapa en que se encuentre la lesión del cuello de la matriz. Si la alteración en una displasia leve, se debe seguir un tratamiento desinflamatorio y se mantiene en observación. Una gran mayoría de estos casos remite y queda curado. Si la displasia es moderada, severa o cáncer in situ, la paciente debe ser canalizada a una clínica de displasias donde el médico especialista realizará su estudio colposcópico y el tratamiento específico llamado conización. Si la mujer presenta un cáncer más avanzado, deberá ser canalizada a un centro oncológico donde se tratará según sea el caso con cirugía, quimioterapia y radiaciones.